HISTORIAS DE PICADEROS – «Hoy no picas»

El otro dia (era martes para ser más concretos) mi novio y yo tuvimos la genial idea de irnos a darle un poco al tema, tras haber estado varios días con el calentón pero sin tiempo para un achuchón como dios manda, y decidimos dedicar la tarde a buscar algún buen picadero por carreteras bordeando el monte. Digo carreteras por echar el piropo ya que nos metimos para barrios de pueblos dejados de la mano de dios, donde las carreteras tienen como mucho dos metros de ancho y muchas curvas. El caso es que estuvimos mirando muy bien a todos sitios buscando algún camino que tirase para el monte, y de repente encontramos uno.

Era por la tarde, un día gris, a punto de llover, y dicho camino estaba bastante alejado del pueblo por el que acabábamos de pasar, con lo cual pensamos que era perfecto. Aun así subimos bastante despacio por aquel camino que estaba en muy malas condiciones, temiendo que le pasase algo al coche (un turismo normal y corriente) por ir por alquel camino pedregoso,estrechoy algo embarrado, encima cuesta arriba. Era monte puro y duro, incluso las zarzas amenazaban con cerrar el camino de un momento a otro.

Pues bien, escogimos uno de los tres caminos que de repente se abrieron ante nuestros ojos uno que subía aún más y otro que bajaba, mas el que estábamos dejando atrás, que desembocaba en la «carretera». Pues bien, plena naturaleza, se oían campanos de ovejas y a dichos animalitos con su «beee beee», nada más, así que salimos del coche y animada por el aire puro me puse a hacerle una felación a mi novio fuera del coche, en cuclillas, y menos mal que para pasar a mayores (que me hiciera él a mi un cunnilingus) entramos dentro del coche. Mientras me lo hacía yo estaba escuchando como una voz pero pensé que eran las ovejas o algun insecto tipo abeja o algo así zumbando fuera, además que no lo escuchaba todo el rato, a todo esto yo estaba medio sentada en el asiento de atrás cuando de repente me da por mirar hacia delante, por la luna delantera y veo UNA PAREJA con un perro.

Fue un «face to face», tras unos segundos mirandoles avisé a mi novio y escondimos la cabeza tras los asientos mientras nos tapábamos como podíamos con la ropa que nos acabábamos de quitar. La verdad es que no hacía ni diez minutos que acabábamos de llegar, y no habíamos visto NI UN ALMA en todo el trayecto que hicimos buscando sitio. Lo gracioso es que la parejita, aun teniendo más caminos tiraron justo por el que estábamos, pasaron por al lado del coche (tuvieron que pasar girándose porque de frente no tenían espacio) según mi novio no miraron y les vi como siguieron por la pista que bajaba como si tal cosa. Nos quedamos estupefactos. No sabíamos de dónde demonios habían salido, el caso es que nos fuimos hacia la pista que subía, bastante más lejos, y nos metimos en otro hueco que había al lado del camino, ya con todo el rollo cortado.

Estábamos justo debajo de una arboleda, bien metidos en el hueco, esta vez nos bajamos del coche y dimos una buena vuelta andando para ver si por allí había alguna casa, o prado particular, ganado supceptible de ser recogido o atendido por alguien, NADA, no había nada y subiendo más tampoco parecía. El caso es que otra vez entramos en calor, nos quitamos la ropa y de repente me dice mi novio (que estaba otra vez por mis bajos)levantando la cabeza «no te muevas» y entonces veo un coche QUE SUBE LA CUESTA, un coche tipo berlina en el que vi que atrás iban niños, por suerte no parecieron vernos o si nos vieron sólo fue la cabeza. Ahí sí que nos quedamos estupefactos porque el camino que subía era todavía peor. Mira que buscamos bien el lugar, bien alejado de la civilización. Al final tapamos las ventanillas y pasamos a follar directamente, rápido y a medio vestir, por miedo a que volvieran a pasar los del coche, o la parejita con el perro, que parecía que se habían puesto de acuerdo, HORRIBLE fue porque a mi ya me entró miedo a que se hubieran llamado unos a otros, ya que es mucha casualidad que en menos de 20 minutos nos hubieran pillado dos veces diferentes personas en diferentes caminos en mitad del monte.

Y eso que era un día entre semana, laborable, normal, encima mal tiempo. Maldito agosto y maldita crisis, que a todo el mundo le da por irse a pasear al monte.

Hanna

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